¿Llegarán los turistas? En el apuro por sacar selfies en el lugar emblemático que cruzaron océanos para ver, ¿se interesarán por las comunidades en el camino? Turismo es una industria fragmentada, sin grandes jugadores que controlan el mercado y los productos; y los turistas van cambiando sus preferencias de consumo y sus maneras de viajar.
Hace tres años, con el touroperador internacional G Adventure y su fundación corporativa Planeterra, co-creamos proyectos ejecutados en el Valle Sagrado rumbo a Machu Picchu en Perú, en San Juan la Laguna (por Atitlan) en Guatemala, en Isla Ometepe en Nicaragua y en Sarapiqui en Costa Rica.
Los cooperantes internacionales conjuntamente tenemos décadas de estar apoyando el turismo rural y sostenible; desarrollando productos y circuitos marinos, terrestres, de cultura y de negocios; gestionando destinos y trabajando en la calidad de servicios y certificaciones. Y la lista continúa.
Generalmente, un proyecto que dura dos a cinco años, puede involucrar a una agrupación de emprendedores, una zona geográfica y la expectativa de descubrir mercados. Se lanzaban actividades de capacitación y asistencia técnica, para atender a los diferentes niveles de entendimiento sobre el turismo como motor económico; se manejaban diferentes calidades de servicio y diferentes niveles de asimilación de formación; y se diseñaba diferentes grados de asociación entre los empresarios.
Algunos donantes hasta donaban la infraestructura de hotelitos, albergues, centros de artesanías, ya que la zona tenia alta incidencia de pobreza, más que atractivos de peso. Al final de los proyectos se contaba con un lugar, un sitio web, unos panfletos, diplomas y reconocimientos, todo ello importante, pero no era suficiente.
Lo que se ha visto en muchos de los proyectos, es un limitado o nulo crecimiento en ventas, visitas, empleos e ingresos. Faltaba la conexión con el mercado, para que los turistas descubriesen la existencia de nuevos lugares--para que lleguen, y compren esas noches de hotel, alimentos locales y artesanías.
Con G Adventure decidimos emprender un proyecto diferente que pudiese triangular los fondos de la cooperación, el mercado de turistas de la touroperadora, y el conocimiento de las comunidades de las ONGs locales. Los resultados serían diferentes, pues un producto “market ready” tendría acceso a un mercado concreto, insertando a las comunidades locales a una cadena de valor.
Y queríamos ver si con la evidencia en mano podríamos interesar a otros donantes a pensar en este tipo de triangulación para hacer más efectiva la inversión de los escasos recursos de cooperación.
Por otro lado, queríamos ver si se podría trabajar en políticas y procesos de gobernanza local para el buen manejo de los destinos, el ambiente, los atractivos, los bienes comunes y las comunidades; insertando temas de importancia para que perdure el turismo y para que las comunidades tengan un sano progreso.
Adjuntamos tres videos, tres capítulos que explican el desenlace de esa apuesta hecha con G Adventures y su fundación corporativa Planeterra.
Consideramos que se ha logrado el primer objetivo de involucrar a las comunidades, despertando además el interés de los gobiernos locales y estructuras comunales. Todavía queda por ver si logramos interesar a otros donantes en el modelo de triangulación con el mercado.