abr. 22, 2016
Por Fernanda Lopez
Los pequeños agricultores de América Latina que intentan adaptar sus sistemas productivos al cambio climático se enfrentan con barreras relacionadas a limitado acceso a conocimiento y tecnología: mejoras relacionadas con riego, variedades de semillas resistentes a las plagas y mejores prácticas agrícolas son completamente desconocidas o se encuentran fuera del alcance de las zonas rurales. En otros casos, existen barreras adicionales tales como la falta de acceso a tierra y acceso a mercados de alto valor. Para países como Guatemala, estos temas son particularmente difíciles: en este país, el 12% de la superficie total dedicada a la agricultura está compuesta por parcelas de menos de una hectárea (el porcentaje más alto en América Latina según la FAO). Además, el 51,5% de la población del país – compuesta en su mayoría por gente joven, en su mayoría mujeres (66,5% de la población es menor de 30 años de edad y el 51% son mujeres, según el Instituto Nacional de Estadística de Guatemala) - siguen viviendo en zonas rurales y se dedican prioritariamente a la agricultura.