oct. 26, 2011
Por Gyoung Joo Choe
Volvimos hace algunos días de una lluviosa San José, Costa Rica, donde fuimos organizadores y anfitriones del panel “Microfranquicias: Negocios llave en mano para microempresarios de bajos ingresos e instituciones de microfinanzas” durante el XIV Foro de la Microempresa, la plataforma principal en temas relacionados con el desarrollo de las microfinanzas y la microempresa en América Latina y el Caribe (participaron casi 1.300 personas que viajaron desde distintos puntos de toda América Latina –y del resto del mundo).
¿Cómo pueden las IMF ofrecer oportunidades de microfranquicias a sus clientes? ¿Cuáles son los beneficios y desventajas de que una IMF se convierta en microfranquiciadora? ¿Cómo se puede convertir una empresa o IMF en incubadora de microfranquicias? fueron sólo algunas de los interrogantes que estimularon una discusión viva en la sesión con los panelistas Sean DeWitt (Fundación Grameen, USA), Artur Hipólito (Grupo Zaiom, Brasil) y Roberto Jiménez (Fundación Paraguaya, Paraguay), moderado por David Lehr (Universidad de Carolina del Norte, USA). Me resultaron particularmente interesantes algunas de las preguntas del público, una en relación “subsidio: sí o no” en una microfranquicia y la otra sobre la necesidad de la “innovación perpetua”.
Sean DeWitt habló de tres posibles modelos de alianza entre microfinanza y microfranquicia: uno en el que la institución microfinanciera es dueña y opera la microfranquicia; otro en el que la institución microfinanciera se asocia a una microfranquicia; y un tercer modelo en que la institución microfinanciera sólo provee el financiamiento.
¿Qué modelo cree que tenga mayor potencial?